Pues vino a demostrar el partido que la querencia por pegarse
tiros en los pies no es algo exclusivo de los Borbones, y que el Athletic empieza
a tener una preocupante costumbre. Malo es que regales un penalti al Eibar, por
ejemplo, pero resulta letal que al Madrí de Benitez, bueno,
al de cualquiera, le regales un gol al cuarto de hora cuando no está demasiado
conectado al juego.
El error de San José, grave, pero forzado por un sinsentido saque
en corto con la mano de Iraizoz, puso el partido tan en franquía para los
merengues, que difícil resulta analizar el encuentro más allá del lamento.
Valverde apostó por el que ya puede considerarse, a todas
luces, su diez titular, completado en banda izquierda esta vez por Sabin
Merino. El partido comenzó como un toma y daca, encuentro de ida y vuelta, pero
sin grandes ocasiones. Físico y presión constante parecían las características
de lo que iba a deparar la noche.
Hasta el primer gol. Al cuarto de hora. Que desarboló al
Athletic, y al público, para dejarlos un buen rato noqueados, sin guion al que
aferrarse. Algo se repuso antes del descanso, pero alejado del nivel que dio en
los primeros minutos, y el Madrid del rácano Benítez pudo haber certificado el
segundo, pero o bien fue desbaratado por alguna intervención de Gorka o sus
delanteros no tuvieron la habilidad de llevar el balón entre las redes.
En el entreacto se mezclaba el sinsabor del fallo de un Madrid
que no había sido mucho mejor que el Athletic, las dudas de si los rojiblancos
podrían rehacerse del mazazo y la esperanza de que comandados por el siempre
impresionante Aduriz se pudiera aún revertir la derrota.
El Athletic salió puesto, mejor aún que en la primera parte,
Beñat disfrutó algo más de balón y ya no estuvo tan encimado por Modric, y
Susaeta, el mejor de largo, seguía amargando la existencia a Marcelo. Las
buenas sensaciones dieron paso a un mejor juego, a una mayor verticalidad, a la
sensación de que el empate podría llegar. La lluvia, además, presagiaba noche
de posible remontada, que ya se sabe que tradicionalmente ha sido buena aliada
de los rojiblancos.
En una acometida de Laporte, fuera de la cueva, y a la
segunda intentona tras perder el balón en primera instancia, la apertura a
Susaeta, el buen centro de este y es posterior remate en plancha de Sabin
Merino llevaron la alegría y la esperanza a la grada.
Podía ser, era factible dar la vuelta al partido contra un Madrid
empequeñecido, ramplón, rácano. Pero volvieron los errores. Los fallos
garrafales. Una salida a presionar al centro del campo por parte de Balenziaga,
que encimó a Modric con bastante poco sentido táctico, el posterior error de
Sabin de no cerrar el hueco dejado por su compañero de banda y la posterior
indecisión de Laporte, dejaron a Isco metros como sólo se conoce en el desierto
de Gobi.
Los blancos no perdonaron, para mazazo general, cabreo de
Valverde y algarabía de un Madrid que no podía sacar más con menos. Pudo llegar
el empate, pero Aduriz no tuvo su mejor tarde en el remate y a Keylor Navas le
dio por demostrar lo poco que Pérez sabe de fútbol y la suerte que ha tenido
con eso de que el transfer de de Gea no se pudiera hacer.
Panorama complicado el del Athletic, con tres sobre quince
puntos en su haber, y un calendario exigente. Que no es cuestión de encender
alarmas parece claro, como también que no es momento de cuestionar nada, mucho
menos al entrenador, que bastante tendrá con rumiar lo fallido de una apuesta
como la realizada esta semana, guardando sus mejores balas para el encuentro
frente al Real Madrid cuando los puntos valen lo mismo frente a cualquiera.
Confiemos en que la situación se revierta rápido, aunque a
corto plazo cueste creer que pueda ser en Anoeta, donde la Real siempre da un
plus en los enfrentamientos contra el Athletic. Ver a Beñat a gran nivel, a un
Susaeta por fin acertado, un Aduriz letal o un Raúl García que debe justificar
su llegada, son argumentos más que suficientes para confiar. Hay plantilla
suficiente, sobra actitud y en el banquillo se sabe sacarle provecho. Es
cuestión de tiempo, de aparcar nervios y urgencias, y, sobre todo, de no
cometer errores. En el campo y en los planteamientos.
Confieso que he tenido que ir al diccionario de la RAE, por aquello del encimar ;-)
ResponderEliminarYa ves que existe Iñaki ;-)
ResponderEliminarEs un término muy de transmisión de partidos, supongo que se me habrá pegado. De hecho, he tenido que releerlo porque no era consciente de haberlo usado, jajaja
Buen análisis del partido y me pareció un partido de empate, pero se decantó del lado merengón por los errores gruesos en defensa. El primero lo reparto a partes iguales entre Gorka y San José. El segundo, aunque coral, fue principalmente de Balenziaga.
ResponderEliminarEstamos igual que el año pasado, tres puntitos y zona muy baja de la clasificación, si bien este año hemos jugado ante tres rivales de altura, uno de ellos-Villarreal- con experimento sin gaseosa del Txingurri y van unos cuantos.
Efectivamente, Coronel, no han de sonar las alarmas, puesto que a diferencia del año pasado, el inicio de este va unido a un calendario complicado, mal haríamos en empezar con el nerviosismo desestabilizador, pero somos así, nos gustan los sentimientos extremos. Pasamos del debate gabarra sí o no a organizar encuestas sobre si sufriremos para mantener la categoría.
EliminarY sí, Valverde sigue con esos ensayos propios de laboratorio, qué manía con rotar de golpe a más de media docena de jugadores. Y, como dices, ni sé las veces que ha tropezado ya en esa piedra.
Encimar, Cuerpear, Palo Largo, Palo Corto, Trámite del Encuentro, Achique de Espacios,...Hay una cuantas.
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